La concepción del universo según Aristóteles.
¿Cómo empezó todo? ¿qué agentes dieron origen al universo? Y, si los hubo ¿qué los creó? O quizás, el universo, o los agentes que lo crearon, existieron siempre, y no tienen que ser creados. Esta es una de muchas ideas que propuso Aristóteles. Que el universo siempre ha estado ahí. Hasta hace poco tiempo, los científicos se excusaban de dar respuestas a tales preguntas, sin embargo, en los últimos años, se ha podido explicar con leyes de la ciencia hasta una fracción mínima del primer segundo del universo según ciertas teoría . Lo anterior, no significa que la raza humana se encuentre cercana a la verdad sobre las características del universo o su creación . En realidad es posible que nunca lo alcance, otra de las preguntas que nos haces escépticos a encontrar una respuesta es ¿cómo puede ser posible saber algo en lo cual no estuvimos presente, ni ha dejado un ratro que seguir. Para nosotros por naturaleza tenemos la idea del tiempo lineal, de los inicios, los desarrollos, las decaías y el final. Pero como estar seguros de que ese es el caso del universo. A medida que se acrecienta la información, se plantean cada vez nuevas interrogantes.
Para Aristóteles la imagen del Universo es la de un todo ordenado admirable (cosmos). Las regiones del mundo son dos: la Tierra y los cielos astronómicos. En la Tierra todo es cambio. En los cielos, por el contrario, no hay el más mínimo cambio: movimiento local perfecto, circular, los cielos son la región de las cosas eternas.
Aristóteles no elaboró una astronomía, se limitó a adoptar las teorías vigentes en su tiempo, las cuales no pretendían describir la realidad sino tan sólo explicar las “apariencias celestes”. La Tierra se encuentra en el centro (geocentrismo) del sistema de los cielos, inmóvil. Las esferas giran en torno a la Tierra, incorruptibles y perfectas. La perfección de las esferas celestes es mayor cuanto más se alejan de la Tierra. Hay siete esferas por encima de la Tierra, que contienen 34 órbitas, esto es, sistemas orbitales, giratorios, en los que se sitúan la Luna, el Sol, y los planetas conocidos (Venus, Mercurio, Marte, más Júpiter y Saturno), finalmente, hay la órbita de las estrellas fijas, que los contiene todos. Con este modelo de “máquina de los cielos” Aristóteles sólo pretendía “explicar las apariencias”, es decir, aquello que vemos en la alternancia del día y la noche, los meses, las estaciones, etc.
El movimiento de los cielos proviene de un impulso mecánico comunicado por el Primer Motor. El Primer Motor se ocupa, él mismo, en el conocimiento de Dios. Dios no forma parte del Universo. Pero lo mueve y lo controla. El conocimiento tiene etapas y grados al igual de “la maquina de los cielos” hasta llegar a dios que no es conocimiento es el acto mismo de todas las cosas, de todos los lugares, y de todo el universo.
domingo, 17 de enero de 2010
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